La crisis económica que venimos sufriendo desde el 2007 ha hecho que los ficheros de morosos estén a la orden del día en muchos negocios familiares, pequeños empresarios, profesionales,… Una vez que se entra en esa rueda, pesa una losa sobre el perjudicado que le impide mirar hacia delante y rehacer su vida profesional o empresarial. Con esta sentencia inauguramos una serie de entradas que esperamos mantener sobre los abusos que se han producido desde el entramado que desde las entidades financieras y grandes corporaciones se ha montado (ficheros de morosos, empresas de recobros,…), en muchos casos al borde de la legalidad abusando de que el particular y el pequeño empresario eran la parte débil de la controversia. Por eso es nuestra intención resaltar y potenciar todas aquellas noticias que nos vengan de pequeñas o grandes batallas que la ciudadanía vaya ganando frente a los atropellos institucionalizados que se han venido y se vienen perpetrando activamente por entidades financieras y grandes corporaciones con la permisividad de las autoridades que deberían de estar protegiendo al débil y la lenta y no siempre aceptable respuesta que se da desde la administración de justicia. Pero de vez en cuando nos encontramos con resoluciones judiciales que son un oasis en el desierto para el pequeño consumidor.
